A los lejos se ve....

Simón Bolívar nació en Caracas en un potrero lleno de vacas… dice el conocido refrán, y aunque Yo también nací cerca de un potrero lleno de vacas, aún ese lugar no es tan popular como la conocida Caracas.

Pero no es afamado porque no lo merezca, sino porque nadie se ha atrevido a escribir sobre tan bella población vallecaucana. Un pequeño municipio ubicado al sur del departamento, en la vertiente oriental de la Cordillera Central, donde cuando llueve se asoma el arco iris con sus múltiples colores y se entrelaza con las azules montañas que lo rodean, generando más que un espectáculo natural, alegres y blancas sonrisas de los niños pradereños quienes asombrados creen que es un episodio que sólo se vive ahí, en Pradera.

Pradera (Valle), una localidad que limita con poblaciones un poco más conocidas como Palmira, Florida y Candelaria, ha sido hoy por hoy, evocada por el interés de la guerrilla de las FARC de solicitarla como municipio clave para un despeje.

No obstante, aunque sus pobladores rechazan dicha solicitud consideran necesaria la existencia de espacios para la paz y tras muchos debates internos coinciden en que su pueblo debe hacer un aporte para la solución del conflicto nacional. Han llegado seriamente a considerar la posibilidad de ofrecer un pedazo de su terriotorio para los diálogos de paz.

Pradera posee 23 corregimientos y un Resguardo Indígena, 29 barrios en el casco urbano. Tiene una extensión de 40.300 hectáreas divididas así: 10.300 están sembradas con caña de azúcar, 200 con Hortalizas, 200 con frutas, 29.000 con pastos y 260 hacen parte del área urbana. La caña de azúcar es su símbolo, pues de ella depende el sustento de cientos de familias pradereñas.

El Ingenio Central Castilla es uno de los principales procesadores de la caña de azúcar en la región; su planta principal está ubicada allí desde 1928. Generación tras generación ha trabajado en el ingenio realizando el procesamiento de la caña y heredando el oficio a sus hijos y nietos.

En la actualidad una de las principales fuentes de empleo se genera en los ingenios hacia dónde a diario cientos de personas se dirigen para realizar labores que van desde abonar la tierra hasta la producción final del azúcar.

Hay bellos recuerdos de cuando nuestros familiares (padres, abuelos, tatarabuelos) madrugaban a realizar las labores del campo. Los hombres se dedicaban a la siembra y al corte de caña mientras las mujeres se repartían entre cuidar los niños y realizar trabajos de “requisa”, consistente en la recolección de frutos y hortalizas para cada hogar.

Pradera es un lugar de recuerdos, de sonrisas y, ante todo, de momentos; cada instante que vives ahí se aprovecha… jamás encontrarás un lugar que conjugue tan bien la calidez de su gente, las sonrisas de sus niños, la amabilidad de sus adultos, el empuje con el que desarrollan cualquier actividad, su sencillez, su devoción…